jueves, 17 de enero de 2013

La casa. Parte 1.


La puerta se abrió y se pudo ver como ella estaba sentada en el suelo, mirando sin moverse a la ventana que tenía delante de ella. Por la rendija él pudo ver casi todo. A él le gustaba hacerlo así. Le parecía que ella no notaba esto y antes de entrar en la habitación por unos segundos, observar lo que estaba haciendo ella. Esta vez ella estaba mirando a los pájaros en el árbol justo frente a su casa. Ella ya estaba acostumbrada a que él entrara sin tocar la puerta y aunque a ella le molestaba esto no le decía nada.
Antes de decir algo sobre las personas vamos a imaginarnos cómo era esta habitación. Grande, muy limpia, casi sin muebles, menos una silla al lado de una de las paredes, siempre con mucha luz natural porque tenían ventanas muy grandes, esta habitación daba una sensación muy extraña a la persona no muy acostumbrada al espacio. En nuestro siglo hay muchas habitaciones espaciosas, pero siempre hay muchos muebles porque los necesitamos para estar cómodos. Las sillas y los sillones para sentarnos, las camas y los sofás para tumbarnos, las mesas para comer, escribir, etc.
Si pudierais le haríais una pregunta a esta pareja ¿por qué tenían esta silla si no la habían usado ni una vez? Es que esto es muy raro. También raro es que no tuvieran cortinas. No parece que fuera muy cómodo vivir en una habitación así. Pues para ellos sí, era muy cómodo. Los dejamos cuando él casi entró en la habitación donde casi no había muebles y ella casi no se dio cuenta de que él casi abrió la puerta. Le daría a esta situación el nombre “casi”. Habiendo entrado, él se sentó al lado de ella y la abrazó. Y “casi” desapareció. Ellos se sentían muy cómodos juntos. La puerta se cerró porque la ventana estaba abierta todo este tiempo. El viento ligero estaba acariciando el pelo de los dos muy tiernamente, como si fuera su amigo, los pájaros estaban cantando sus canciones... Podían estar así por mucho tiempo. Él rompió el silencio.
- Vamos, necesitamos irnos.
- Sí, ya lo sé. Si hubiera sido posible me habría sentado aquí siempre. He hecho todo como me dijiste. ¿Cómo ha ido tu día?
- Muy bien. Pero deberías haberme avisado. Porque no sabía si habría tenido que hacerlo o no. Pues da igual, lo has hecho como esperaba. Está bien. Vamos.
- Sí.
Se levantaron. Él cerró la ventana y se fueron.
Esta conversación fue dedicada a una tarea. Es que ellos no tenían bastante dinero y necesitaban vender su casa. Lo último que les quedó probar era intentar pedir dinero prestado. Ella fue a ver a su viejo amigo y que era un comprador posible de su casa. Pues esta vez les salió evitar vender su casa.
Podéis pensar que tenían vendidos todos los muebles porque necesitaban dinero. Pues no. Antes habían sido muy ricos y tampoco tenían muebles. Pero pasado un tiempo los dos perdieron su trabajo. Él pudo encontrar un trabajo hace ya bastante tiempo, pero con mucho menos salario, ella no.

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